La tarea de hoy

 

Actualmente el movimiento comunista y su vanguardia se encuentran presos del espíritu de la época, del practicismo, el pragmatismo y el posibilismo, lo cual les impide dar el impulso que posibilite el inicio de un nuevo ciclo revolucionario, desembarazarse de esas lacras y comenzar a construir un movimiento revolucionario que acabe con el actual régimen del capital.

¿Cómo superar éste estado de cosas?

Parafraseando a Lenin, tenemos que decir que sin teoría revolucionaria no puede existir movimiento revolucionario. Por lo tanto, cualquier tarea de construcción (Reconstitución) del movimiento revolucionario del proletariado debe fundamentarse primeramente sobre la teoría revolucionaria. Y ha de ser la vanguardia del proletariado la primera en iniciar ese camino. La vanguardia del proletariado debe comenzar esa labor mediante su formación ideológica, única base que la habilitará para iniciar la superación de la esclerosis teórica que arrastra el marxismo tras la derrota del Ciclo de Octubre. Esa derrota ha puesto de manifiesto que el marxismo sobre el que se basó es insuficiente para acometer un nuevo proceso revolucionario. Por lo tanto, la vanguardia, a través del estudio crítico de nuestros clásicos y de la experiencia del Ciclo de Octubre, ha de realizar una puesta al día de nuestra teoría revolucionaria, esto es, debe de Reconstituir el marxismo como doctrina revolucionaria, como teoría de vanguardia que guíe al proletariado en su obra emancipadora.

Una de las causas, si no la principal, de esa derrota fue el modo como se fue articulando el primer paradigma revolucionario del proletariado desde el marxismo. Aunque, desde el principio, éste nace como concepción del mundo acabada, como ideología de clase perfectamente ensamblada en sus partes fundamentales, la representación que originalmente podía ofrecer del proceso revolucionario en sus elementos concretos y en su proceder real (paradigma revolucionario) dependía tanto de la propia experiencia práctica de la lucha de clases en general y de la lucha del proletariado en particular, como del estado de la ciencia y del conocimiento de las leyes que gobiernan el mundo. En este sentido, la inmadurez de al clase obrera como clase revolucionaria cuando se inicia el Ciclo de Octubre, y el monopolio del saber en manos de los sectores cultos de las clases poseedoras, obligarán al proletariado a adoptar elementos teoréticos y de estructura que terminarán determinando la conformación de su visión de la revolución e instalándose entre sus parámetros ideológicos y políticos, que le servirán de base para afrontar los novedosos problemas que paulatinamente le presente su lucha política. Si bien es cierto que la alianza del proletariado con los sectores ilustrados de la burguesía le permitió erigirse en clase de vanguardia en el corto plazo, a la larga, supuso un obstáculo para la asimilación de los elementos nuevos que la práctica revolucionaria abría a la experiencia de la lucha de clases proletaria, sobre todo a partir del momento definitivo en que se convierte en clase dominante  y pasa a abordar las tareas de la construcción del Comunismo. El maridaje del marxismo con el positivismo y otras corrientes materialistas e ilustradas del pensamiento burgués, y su excesiva influencia, terminaron bloqueando los resortes teóricos y prácticos que posee el marxismo como cosmovisión para adaptarse a las realidades nuevas. Fue, sin embargo, la juventud del propio proletariado como clase social y su inexperiencia como clase revolucionaria la que posibilitó esa nefasta influencia.

En consecuencia, la tarea de Reconstitución del comunismo, del marxismo, conlleva el objetivo de recomponer el paradigma revolucionario del proletariado desde la concepción del mundo proletaria y desde el estudio de más de siglo y medio de lucha del movimiento obrero y con la perspectiva de casi un siglo de experiencia en la construcción del Comunismo. Ahora, a la luz de un ciclo revolucionario concluido, desde la perspectiva que ello proporciona, el proletariado revolucionario está en condiciones de desembarazar al marxismo de aquellos elementos teóricos de otras clases (entre otras cosas) que le impidieron revolucionarse para superar los obstáculos que encontró en la edificación del socialismo.

Para el marxismo el papel protagonista de la historia lo tienen las clases y su lucha, y no, como terminó prevaleciendo en la visión de la mayoría de los partidos obreros durante el primer ciclo revolucionario, el desarrollo de las fuerzas productivas (teoría que implica considerar a la tecnología como base del desarrollo económico y social y al espontaneísmo como base del desarrollo político). Contrariamente a esa teoría, el marxismo otorga el papel decisivo de la transformación social al factor subjetivo-práctico, al factor consciente y a la voluntad de las clases para llevar a cabo sus propios proyectos. Y puesto que el capitalismo ha creado ya las condiciones materiales para el comunismo, sólo la voluntad del proletariado puede revolucionar esa sociedad para transformarla, pues no existe ninguna ley natural que haga inevitable tal transformación.

Esa voluntad de transformación debe manifestarse también en la voluntad de ejercer, no sólo como en el ciclo de Octubre de vanguardia efectiva del proceso social, sino que ha de asumir también el papel de vanguardia teórica, que le dote de una total independencia (ideológica y política) frente a las otras clases. El proletariado no puede depender de los intelectuales de otras clases para definir su proyecto revolucionario, como ocurrió en el anterior ciclo.

La Reconstitución del Partido Comunista, como movimiento político revolucionario del proletariado pasa por la Reconstitución de su ideología, (del marxismo), Reconstitución que comienza con la crítica del viejo paradigma revolucionario, ya obsoleto, dentro del marco del Balance general del Ciclo de Octubre, y con la búsqueda, sobre la base de los fundamentos del marxismo y de los resultados de ese balance, de una visión de la revolución y de sus requisitos más acorde con las leyes del socialismo científico. Ésta es hoy la tarea principal de la Vanguardia.

 

¡Realicemos el Balance del Ciclo de Octubre!

¡Reconstituyamos el Comunismo!

¡Reconstituyamos el Partido Comunista!