80º Aniversario de la muerte de Lenin

Debemos reivindicar a Vladímir Ilich Lenin (1870-1924), ante todo, porque supo darle una solución material, práctica, al problema de la praxis revolucionaria planteado filosóficamente por Marx (clave del surgimiento de la nueva concepción proletaria del mundo): con el Partido de Nuevo Tipo o Partido Comunista, el marxismo -convertido por ello mismo en marxismo-leninismo- hace posible la obra transformadora del proletariado.

Después de las innumerables tentativas fallidas por reconstituir dicho partido, el PCR estudió, sobre ese telón de fondo, la experiencia del Partido Bolchevique y sintetizó en la Tesis de Reconstitución del Partido Comunista su dialéctica esencial, la cual ha sido siempre sacrificada en beneficio de alguna necesidad táctica del momento político, con el “beneplácito” de tal o cual fragmento de la extensa obra leniniana.

Desde ese mismo instante, pasamos a ser objeto de cierta crítica “ortodoxa” -incluso proveniente de honestos luchadores contra el revisionismo- que contrapone nuestra concepción del Partido Comunista a la que supuestamente Lenin habría sostenido, en particular, en su ya centenaria obra Un paso adelante, dos pasos atrás (1904). Para resumir, estaríamos cometiendo los pecados de confusión del Partido con la clase y de infravaloración de los problemas organizativos.

En realidad, son nuestros críticos los que no se sujetan al principio de la dialéctica que Lenin erige en mandamiento a lo largo de la mencionada obra: “la verdad ha de ser concreta”. Y esto implica que la concepción del Partido Comunista no puede por menos que exponerse como tesis política, es decir, en relación con las contradicciones internas y externas que rigen su desarrollo en cada caso, en cada momento. Es así con nuestra Tesis de Reconstitución y con Un paso adelante, dos pasos atrás , y sólo comprendiendo dichas contradicciones es cómo se puede juzgar si incurrimos en herejía o aplicamos correctamente los principios leninistas.

Hace un siglo, los marxistas rusos habían resuelto los problemas ideológicos, estratégicos y tácticos fundamentales, y su asignatura pendiente era la organización; el enemigo a batir era entonces la indisciplina, el espíritu de círculo, el autonomismo, el anarquismo, el individualismo, … que arrastraban muchos intelectuales adheridos al movimiento proletario pero pequeñoburgueses por sus concepciones. Todo ello llevaba a confundir el Partido con la clase, a rebajar la conciencia exigida a la vanguardia para conformarse con la que poseían las masas espontáneamente. ¿Tiene el PCR algo en común con esto? ¿No serán más bien nuestros críticos “ortodoxos” los que llegan a lo mismo por otro camino?

Hoy en día, tras la derrota del Ciclo de Octubre, lo que está pendiente es la reconstitución de la ideología comunista; el enemigo a batir es todo aquel punto de vista que, de palabra o de hecho, obtaculice esta labor, ya sea en nombre de las necesidades urgentes de las masas, ya sea en nombre de las necesidades de la propia organización “de vanguardia”. Este último es el pretexto característico de esos “ortodoxos” quienes, por no confundir al Partido con la clase, los separan de manera absoluta: primero, conciben la reconstitución del PC fuera de la clase, como “unidad de los comunistas”, y, luego, con ese pobre resultado sólo pueden vincularse con la clase a la baja, convergiendo realmente con la conciencia burguesa de su movimiento actual.

La verdadera Reconstitución del Partido Comunista equivale a engendrar un nuevo movimiento de la clase desde conciencia (clase para sí ), desde la lucha ideológica, hasta incorporar en él reivindicaciones de sus masas.

En definitiva, si la idea de identificación absoluta del Partido con la clase no permitía superar el movimiento de la clase en sí , basado en su conciencia burguesa, la idea de separación absoluta de Partido y clase (que no es la de Lenin, como el lector podrá comprobar en la pequeña selección de citas anexa) ha facilitado la transformación de los Partidos Comunistas en partidos burgueses y la consiguiente derrota del pasado Ciclo revolucionario.

Con la Tesis de Reconstitución , recuperamos el enfoque leninista del partido y de la clase como una unidad de contrarios y afrontamos la futura ola de la Revolución Mundial con la lección aprendida. Y ahora que, con la Nueva Orientación , disponemos de una táctica coherente y más consciente para forjar la vanguardia marxista-leninista del proletariado, ya estamos en condiciones prestar una atención prioritaria a los asuntos organizativos, pero sin tomar a nuestra organización como un fin en sí mismo.

 

Fragmentos de Un paso adelante, dos pasos atrás

“Inclusive aunque se considere miembros del partido sólo a quienes pertenecen a las organizaciones reconocidas como de partido, las personas que no puedan incorporarse ‘directamente' a una organización de partido podrán, sin embargo, trabajar en una organización que no pertenezca al partido pero esté vinculada con él.”

“En primer lugar, entre los elementos activos del partido obrero socialdemócrata no se cuenta sólo la organización de los revolucionarios, sino toda una serie de organizaciones obreras reconocidas como del partido. Y en segundo lugar, ¿en virtud de qué causa, de qué lógica, se puede deducir, por el hecho de seamos un partido de clase, la conclusión de que no hace falta distinguir entre quienes forman parte del partido y quienes se hallan vinculados a él? Muy al contrario: precisamente por existir una diferencia en cuanto al grado de conciencia y de actividad, es necesario establecer también una diferencia en cuanto al grado de proximidad al partido.”

“Aducir que somos un partido de clase para justificar la relajación en cuestiones organizativas, para justificar el que se confunda la organización con la desorganización, equivale a repetir el error de Nadiezhdin, quien confundía ‘el problema filosófico o histórico-social de las ‘raíces' ‘profundas' del movimiento con el problema técnico y organizativo' (¿Qué hacer?).”

“No hay que pensar que las organizaciones del partido deben estar integradas sólo por revolucionarios profesionales. Necesitamos las más diversas organizaciones de todo tipo, de todos los grados y matices, desde las más restringidas y conspirativas hasta las más amplias y libres, …”

“En la Carta a un camarada , se destacaba ya con claridad la idea defendida por mí en el congreso. La cuestión podría presentarse de un modo gráfico en los términos siguientes. De acuerdo con el grado de organización en general y el carácter conspirativo de la organización en particular, cabe distinguir, en términos generales los siguientes grupos: 1) organizaciones de revolucionarios; 2) organizaciones obreras lo más amplias y diversas que sea posible (me limito a la clase obrera, aunque doy por supuesto, como de suyo se comprende, que en determinadas condiciones también serán aquí incluidos ciertos elementos de otras clases). Estos dos primeros grupos constituyen el partido. Vienen luego, 3) las organizaciones obreras vinculadas al partido; 4) las organizaciones obreras que, sin estar vinculadas a él, se someten en los hechos a su control y dirección; 5) los elementos no organizados de la clase obrera, que en parte se someten también a la dirección de la socialdemocracia, por lo menos en las grandes manifestaciones de la lucha de clases. Así es cómo veo o las cosas, aproximadamente.”

“En su lucha por el poder el proletariado no dispone de más armas que su organización. Dividido bajo el imperio de la anárquica competencia en el mundo burgués, aplastado por el trabajo obligado al servicio del capital, empujado constantemente ‘al abismo' de la miseria más completa, del embrutecimiento y la degeneración, el proletariado sólo puede llegar a ser y será inevitablemente una fuerza invencible si, unido en el plano ideológico por los principios del marxismo , ve fortalecida esa unidad por la unidad material de la organización, que fusione a millones de trabajadores en un ejército de la clase obrera [subrayado por LF]. Ese ejército no podrá ser contenido ni por el decrépito poder de la autocracia zarista ni por el poder caduco del capital internacional.”