El camino al poder

 

El pueblo tiene que librar una guerra revolucionaria

"La violencia es la partera de toda sociedad vieja que lleva en sus entrañas otra nueva", señaló Marx. Las viejas clases dominantes nunca han dejado el poder por su propia voluntad. No soltarán sus puñales asesinos sino hasta que las tumben.

El proletariado no puede valerse del estado burgués para rehacer la sociedad o, ni siquiera, para hacer uno solo de los grandes cambios mencionados. Ya sea "democrático" o abiertamente terrorista, el estado burgués es una maquinaria de represión y engaño. Es una manifestación de las relaciones capitalistas básicas y existe para mantenerlas. Sé ha desarrollado y refinado a lo largo de siglos.

Por eso el proletariado tiene que tumbar, destruir y desmantelar completamente el estado burgués, y para eso se necesita una guerra. Como dijo Mao Tse-tung: "Hacer la revolución no es ofrecer un banquete, ni escribir una obra, ni pintar un cuadro o hacer un bordado; no puede ser tan elegante, tan pausada y fina, tan apacible, amable, cortés, moderada y magnánima. Una revolución es una insurrección, es un acto de violencia mediante el cual una clase derroca a otra".

La guerra causa gran derramamiento de sangre y destrucción, y el proletariado abolirá la guerra un día. Pero la única forma de abolir la guerra es aboliendo el sistema de acumulación capitalista y de opresión de clase que causa constantes guerras.

¿Sí podrán ganar las masas una guerra revolucionaria contra el imperialismo? Esta es una pregunta sumamente seria y compleja; es una pregunta de vida o muerte. Pero la respuesta es . Puede que los imperialistas sean fuertes, pero tienen debilidades debajo de la superficie. Han sufrido derrotas en el pasado, por ejemplo en Vietnam y Corea, y es posible derrotarlos hoy.

Para alcanzar la victoria es crucial aplicar correctamente la línea militar maoísta de guerra popular. Esta doctrina señala cómo una fuerza inicialmente débil puede derrotar a un enemigo más poderoso. Las tácticas y la estrategia militar de la guerra popular permiten a las masas apoyar la guerra revolucionaria, unirse a ella en crecientes oleadas y, en ese proceso, aprender a ser amos de la sociedad.

En un país como este, la guerra popular empieza con insurrecciones de las masas en las zonas urbanas a fin de establecer un gobierno revolucionario en el mayor territorio que sea posible. A continuación se libra una guerra civil para derrotar completamente a la vieja clase dominante y sus fuerzas armadas contrarrevolucionarias. y para consolidar él dominio del proletariado en el territorio más extenso que se pueda.

Tal guerra solamente se debe iniciar cuando el proletariado tenga una posibilidad concreta de ganar. Para eso se necesitan tres factores básicos: primero, una crisis grave de la sociedad y del gobierno; segundo, levantamientos y rebeliones del proletariado y otros sectores del pueblo; tercero, un partido de vanguardia capaz de transformar los levantamientos y rebeliones en una insurrección organizada, y de dar liderazgo y dirección.

Cuando se presente tal situación, el partido debe dirigir a las masas a golpear con todo y asestar un golpe contundente para resquebrajar la autoridad y las estructuras de poder del enemigo. Eso atrae más masas a la guerra popular e inicia una dinámica que realza las debilidades de las fuerzas imperialistas y contrarresta sus puntos fuertes, y concreta las ventajas estratégicas de las fuerzas revolucionarias. Tal dinámica concientiza y moviliza a más y más masas a la guerra revolucionaria, y finalmente conquista la victoria.

El pueblo necesita liderazgo para hacer la revolución y seguir el camino revolucionario; ese liderazgo es el partido

La opresión genera resistencia: esta ley se ha comprobado a lo largo de miles de años de la sociedad de clases. Pero, como señaló Mao, "para hacer la revolución, se necesita un partido revolucionario".

Si uno se pone a pensar en lo que se requiere para iniciar y ganar una guerra revolucionaria, es evidente que se necesita un liderazgo bien templado. Pero más que eso, se necesita un partido comprometido a luchar por los intereses fundamentales del proletariado a cada paso, que explique claramente el problema (el capitalismo) y la solución (la revolución proletaria).

El partido debe poner en primer plano los intereses revolucionarios del proletariado de todo el mundo, no de un solo país; debe basarse en la ciencia y la concepción del mundo del marxismo-leninismo-maoísmo, y fusionarlas con la experiencia y el sentir del proletariado y otras masas oprimidas. Solo así se llegará a una confrontación revolucionaria definitiva y solo así el proletariado podrá ganar.

V.I. Lenin, el gran líder de la revolución rusa, planteó y llevó a la práctica la teoría del partido proletario de vanguardia. Este partido se basa en la teoría revolucionaria más avanzada y se organiza de tal modo que pueda dirigir una lucha revolucionaria con la meta de derrocar él capitalismo y transformar la sociedad.

Las masas adquieren por su cuenta sentimientos de clase y sentimientos revolucionarios, pero se necesita un partido para elevarlos al nivel de conciencia de clase, es decir, para que reconozcan los intereses de las dos fuerzas fundamentalmente antagónicas de la sociedad (el proletariado y la burguesía) y la necesidad de la revolución proletaria. Las masas, también, libran por su cuenta luchas heroicas, pero se necesita un partido para dirigir, unir y encauzar las distintas corrientes de lucha en un torrente revolucionario contra el sistema.

El partido debe tener profundas raíces en el proletariado, primero que todo, pero también en las capas medias. Se debe organizar tomando en cuenta que el proletariado y su vanguardia tienen una relación antagónica con la clase dominante imperialista. Debe tener presente siempre la orientación estratégica de la clase dominante de aplastar todo peligro al sistema al igual que su propia orientación estratégica de tumbarlo por medio de una guerra revolucionaria, cuando maduren las condiciones.

El partido debe tener un núcleo de revolucionarios profesionales como columna vertebral, y organizarse de modo que pueda combatir el espionaje, las intrigas y las actividades asesinas de la policía política y el resto del aparato de represión. Sólo un partido así puede darle alas a la actividad consciente de las masas, capacitar como revolucionarios a los más avanzados y trabar combate con la burguesía.

El principio de organización del partido es el centralismo democrático. Este principio combina dirección unificada y la más férrea disciplina, por una parte, con la más amplia discusión y lucha sobre la línea y las medidas del partido, y selección y supervisión política de los líderes del partido por los militantes, por la otra.

El método que permite al partido aprender de las masas y guiarlas es la línea de masas . El partido toma las ideas de las masas y las concentra en una visión más fiel y completa de la realidad. Después les devuelve esa síntesis en forma de línea y medidas, las insta a adoptarlas y se une con ellas para aplicarlas. La línea de masas es un instrumento clave para cimentar la unidad del partido y las masas e impulsar la lucha revolucionaria del proletariado.

El partido no puede crear una crisis revolucionaria únicamente con sus esfuerzos, pero tampoco puede esperar de brazos cruzados a que madure una situación revolucionaria. El partido puede, y debe, acelerar la llegada de tal crisis luchando por fortalecer el "polo" de la revoluci6n en la sociedad y "preparándole el terreno"...mientras aguarda grandes sucesos, como crisis, guerras, etc., que han de producir sacudones y virajes de la situación.

La estrategia para la revolución: Él frente único bajo dirección proletaria

La revolución proletaria en Estados Unidos es una parte de la lucha mundial para tumbar el imperialismo. El proletariado de Estados Unidos apoya toda lucha contra sus "propios" imperialistas, se opone a toda agresión imperialista y brinda apoyo político a los movimientos revolucionarios de otros países, especialmente a la lucha del proletariado por la revolución y el socialismo. El partido fomenta un punto de vista y actividades internacionalistas, y destaca en este país el impacto político de las luchas revolucionarias de otros países.

La burguesía procura dividir y conquistar a las fuerzas potenciales de la revolución en Estados Unidos; en especial, enemista a la clase media contra el proletariado. La estrategia del partido, el frente único bajo dirección proletaria, es un "arma mágica" para forjar una alianza de las fuerzas necesarias para la victoria de la revolución proletaria.

Con esa estrategia, el proletariado puede distinguir amigos potenciales de enemigos y unir sectores importantes de la clase media (maestros, agricultores, profesionales, etc.) contra la burguesía. Le permite aislar en la mayor medida posible al enemigo y ganar el apoyo necesario para derrotar a la burguesía, una vez que se inicie la guerra.

El proletariado basa esta estrategia en los siguientes puntos fundamentales: la revolución socialista corresponde a los intereses de la gran mayoría de la sociedad y solo el proletariado puede dirigir la revolución a la victoria.

El partido construye el frente único en medio de luchas, y de los conflictos políticos e ideológicos centrales de la sociedad. Dentro del frente único, aplica la orientación de unidad-lucha-unidad , que permite a fuerzas diferentes unirse firmemente contra el enemigo y, por otro lado, discutir y debatir sus diferencias. El partido lucha continuamente por poner en primer plano el punto de vista y los intereses revolucionarios del proletariado, y por atraer a la mayor cantidad posible de aliados, como preparación para lanzar la guerra revolucionaria cuando maduren las condiciones.

La alianza clave, o el núcleo sólido , del frente único que el proletariado debe construir bajo su dirección es la alianza revolucionaria del movimiento proletario multinacional consciente de clase con las luchas de los negros, chicanos, puertorriqueños, amerindios y otros pueblos oprimidos contra el enemigo común: el sistema imperialista y la dictadura burguesa. (...)

La tarea central del partido

La tarea central del partido es crear opinión pública, conquistar el poder -preparar mentes y organizar fuerzas para la revolución. Esta tarea central describe un proceso y una lucha globales por medio de los cuales se eleva la conciencia, organización y capacidad de combate de las masas, como preparación para pasar a la lucha armada para conquistar el poder cuando estalle la crisis revolucionaria. Por medio de la tarea central, el partido lleva a millones a ver que el sistema no sirve, que hay que tumbarlo, y a ponerlo todo en juego por la revolución.

El partido debe dirigir al pueblo a luchar contra los ataques del sistema guiado por la ideología revolucionaria y en pos de metas revolucionarias. No se trata solo de responder a los ataques de la burguesía, sino de hacerlo de tal forma que el pueblo aprenda a conocer la naturaleza del enemigo, desarrolle su capacidad organizativa y combativa, y avance hacia una posición revolucionaria. Esas batallas evitan que el sistema aplaste al pueblo y, con la debida dirección, son "escuelas de guerra" para la lucha frontal por venir. (...)

Un aspecto fundamental de la tarea central es fortalecer en todo momento al partido y sus lazos organizados con las masas. El partido constantemente incorpora nuevas fuerzas, y profundiza y amplía sus raíces, especial pero no solamente en el proletariado. Lo hace de tal forma que el enemigo no pueda ubicar las redes de organización ni destruir o trastornar seriamente la organización. Esto es esencial para poder librar una guerra revolucionaria y para tener posibilidades concretas de ganar cuando llegue la hora. Construir el partido es la parte más importante de orgm1izar fuerzas para la revolución, ahora y para la lucha armada del futuro, cuando formará la columna vertebral del futuro ejército revolucionario del proletariado.

En particular, los sitios donde vive y trabaja el proletariado deben ser bases de apoyo para la revolución proletaria. El partido adquiere "autoridad política" ahí de varias formas: dirige las luchas de las masas, distribuye su prensa, populariza la concepción comunista del mundo, forja organización, etc. Esas plazas fuertes sirven para crear opinión pública en toda la sociedad y para organizar a muchos miles de fuerzas proletarias, que dirigirán a millones, cuando "de repente" emprendan la lucha.

A los dos aspectos de la tarea central (crear opinión pública y conquistar el poder) no los separa un muro. El partido tiene que reconocer las semillas del futuro que están presentes en la situación de hoy, nutrirlas y desarrollarlas en la mayor medida posible.

Un aspecto es aprovechar las crisis (incluso las "minicrisis"), porque en ellas entran en movimiento diferentes fuerzas políticas y se desatan grandes debates. En esos momentos, se presentan en embrión situaciones que enseñan muchas lecciones al partido y las masas, y sirven como una especie de "ensayo general" para la crisis mayor del futuro.

Es imposible predecir de qué crisis madurará una situación revolucionaria, pero el partido debe aprovechar al máximo toda oportunidad y dar saltos para estar listo a aprehender el momento cuando finalmente maduren las condiciones... para forjar un ejército revolucionario y librar una guerra revolucionaria contra el implacable enemigo: los imperialistas.